14/12/08

LA EDUCACIÓN INFANTIL. LECTURAS DE UN PROCESO HISTÓRICO EN ESPAÑA

El ensayo que voy a realizar a continuación es sobre la obra de Joseph González Agàpito, catedrático de la Universidad de Barcelona, “La educación infantil. Lecturas de un proceso histórico en España.”
En ella, dicho autor, expone una serie de problemáticas y constantes de nuestra educación infantil, formada por una selección de artículos publicados en “Infancia”, fruto de la propia motivación del autor y del propósito de aportar elementos del pasado para comprender mejor el presente. Esta selección reúne trabajos del autor, así como algunas breves lecturas de textos significativos de educadores y educadoras. La intención de Joseph es presentar una serie de objetos que nos hablan no solo de ellos mismos, sino también de la formas de vivir y entender la vida y la educación de una momento determinado.
Joseph resalta que los primeros años de la vida de un niño son la etapa más determinante de la educación, y por lo tanto, la educación infantil ha de constituir la principal preocupación del sistema educativo.
El primer capítulo, que la verdad me ha sobrecogido mucho, se titula “Hacia una nueva imagen de la infancia”, y en ella se hace una breve descripción de cómo fue tratado el niño en siglos pasados. Philippe Ariès sostiene que en la Edad Media no existía el concepto de infancia. Señala que se presentaba a lo niños como imágenes reducidas de los adultos. Hecho que en parte tiene razón porque los niños son seres humanos como los adultos, pero más pequeños, pero no se refería a esto. Se era niño/a mientras no se fuera capaz de ser autónomo, y este periodo se circunscribía al periodo vital en el que el niño no era capaz de subsistir biológicamente. Cuando superan esa fase, rápidamente los niños se incorporaban al círculo de los adultos y se integraban en su trabajo, en sus condiciones sociales, en sus conversaciones, en sus fiestas...La educación se basaba en esa interacción de convivencia con amigos, familiares, vecinos...Incluso la propia familia no se consideraba de ámbito privado, todo era un círculo abierto. Se trabajaba, se comía, se jugaba en comunidad, no existía la privacidad. La verdad es que es muy difícil de entender cómo todo era mostrado ante la sociedad. Hoy en día, la privacidad es un derecho constitucional que incluso es penado por aquellos que la violan. Si no existiera la privacidad en los seres humanos, bajo mi modo de ver las cosas, viviríamos como animales, en manadas.
La educación escolar sólo afecta a una pequeña minoría circunscrita a círculos clericales.
Ya en Occidente durante la Baja Edad Media se da paso a un nuevo concepto de niño. Poco a poco se va afirmando la sociedad hasta llegar a la Edad Moderna, donde ya la familia se organiza en torno a sus hijos. Paso a paso la infancia va percibiéndose como una etapa separada de la vida adulta y como objeto de educación. Probablemente, según resalta Joseph, sea fruto de la expansión y ascensión social de la burguesía.
Las actividades mercantiles de dicha clase social impiden que los niños puedan ser laboralmente útiles. Buena paradoja ésta. Durante muchos años, a los niños se les privaba de su juventud para explotarlos laboralmente, ¿y ahora es cuando se dan cuenta de que son inútiles? Esta claro que un niño no rinde igual que un adulto, además los niños son niños por y para algo, no para explotarlos. Para los negociantes los niños son un estorbo y era necesario apartarlos de la vida adulta durante los años en que no pudieran ser útiles, en lo relativo a los negocios familiares. La escuela será un mundo aparte donde los pequeños serán confiados a sus preceptores para que los eduquen y los instruyan.
Àries pensaba que el niño tradicional era más feliz ya que vivía inserto en el medio, entre personas diversas y de forma más libre. La nueva idea de infancia que estaba emergiendo comporta una concepción más rígida del niño, una idea que destruye la libertad, la sociabilidad y la amistad.
Esta conclusiones, señala Joseph, que parecen incorrectas o deben matizarse. Es cierto, según Joseph, que la nueva percepción de la infancia segrega a los niños pero también es cierto que abre paso a una nueva sensibilidad que poco a poco liberará al niño de la opresión y la agresión. Hasta el s. xx, la infancia será una etapa dura presidida por maltratos y palizas. Joseph señala por ejemplo que la infancia de Luis XIII de Francia estará presidida por los azotes y las palizas en cuanto cumpliera más o menos los 2 años. Me escandaliza saber que hasta hace muy poquitos años se trataba así a los niños. E incluso a hijos de reyes. El maltrato nunca es aceptable de ningún modo, pero me es más “natural” que la educación de familias pobres se basara en este tipo de agresiones que a familias ricas, que no sé, les deberían de haber dado una educación más formal.
Por otra parte, la educación de esa época consistía en corregir todo lo que de natural había en el niño; desde inmovilizar a niños con fajas a entender el juego como nefasto o contrario a la educación. Los niños seguirían recibiendo palizas de forma generalizada hasta como bien he dicho antes bien entrado el S. XX. La verdad es que me cuesta creer que en el siglo en el que yo nací todavía se seguía tratando al niño así, y al leer esto me di cuenta de la suerte que tuve de no nacer un par de años antes.
Educar consistía en sacar al niño de su vida para “enseñarle a vivir” (¿acaso eso no te lo enseña la vida?). Las escuelas de párvulos eran la plasmación de esta mentalidad, según la cual educar era reprimir todo lo que de natural había en el niño. Si lo natural era correr y jugar, las escuelas se concebían para contener estas emociones. Los parvularios eran salas donde se aprendía la buena conducta, que equivaldría a mantenerse inmóvil. No se si lo que voy a comentar a continuación viene al caso, pero se me viene a la cabeza, las fotos de mis padres y de mi tíos en el colegio, cuando les hacían la foto escolar. Todos seguían el mismo patrón año tras año. Sentados en una mesa con los años cruzados y detrás la imagen de un mapa. Me parece algo infrahumano el privar a los niños de sus ganas de jugar, de divertirse... al fin y al cabo los niños son niños por algo. Cada etapa de la vida se caracteriza por unos valores y virtudes; (cuando se es niño hay que descubrir jugando, el ser adolescente debemos tomar muchas decisiones serias, y cuando se es adulto hay que llevarlas a cabo). La infancia es un regalo que nos dan para disfrutarla, puesto que nunca más podrán volver a vivirla.

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